HOME OFFICE: UN LUGAR PARA LA INSPIRACIÓN

El trabajo remoto ha pasado de ser una solución provisional a un estilo de vida. Por eso, nada mejor que acondicionar un home office que se vea sofisticado y que estimule la creatividad y la eficacia.

Mantener un espacio cómodo y funcional de trabajo en casa —o home office (HO)— es absolutamente fundamental, “especialmente ahora que los niños vuelven a las escuelas y los padres pueden disponer del espacio casero para el trabajo con mayor comodidad”, acota Ana Teresa Vega Soyer, especialista en diseño interior y curadora de Casa Soyer. 

Pero para alcanzar el mayor grado de confort y funcionalidad, es necesario tener en cuenta ciertos elementos. Después de todo, este no es “un ambiente más de casa”, sino una especie de híbrido entre los dos lugares que conforman, en el más amplio sentido, nuestro hábitat: el hogar y la oficina.

1. En términos de área, menos es más

¿Cuánto espacio necesitamos para establecer un home office funcional y cómodo? Pues no mucho, siempre y cuando haya una adecuada organización y buen aprovechamiento de lo que se tiene a mano. Ana Teresa asegura que “basta con tener una superficie de 80 centímetros de largo y 1 metro de profundidad —o 50 centímetros, si trabajas con laptop— que sirva como mesa”, lo que hace posible configurar tu home office en prácticamente cualquier habitación de la casa. 

2. El escritorio es el protagonista

Idealmente, la mesa de trabajo debe ser ergonómica; es decir, cumplir con ciertas medidas para acomodarse a las necesidades del cuerpo humano. Debe tener de 72 a 75 centímetros de altura, y mantener al menos 60 centímetros de separación respecto de la repisa superior, de manera que se eviten golpes al momento de pararse o sentarse. Se le puede aparejar un cajón inferior de no más de 10 centímetros de altura, medida suficiente para sentarse cómodamente, cruzar las piernas, y almacenar y organizar materiales de trabajo. 

3. La compañera ideal: la silla

“Necesitamos una silla que, cuando menos, tenga el asiento y el respaldo tapizados para que sea más cómoda”, recomienda Ana Teresa. Se trata de una pieza crucial que determina la postura de trabajo y, por tanto, puede impactar sobre nuestra salud. Las sillas de trabajo suelen ser más anchas que las de comedor para asegurar mayor comodidad, algo que se debe tener en cuenta a la hora de definir las dimensiones del escritorio. Dato primordial: las rueditas son opcionales y pueden malograr el piso. 

4. Iluminación planificada

“Una terraza, una buena vista o una planta bonita ayudan a que el usuario se sienta más cómodo y trabaje mejor”, precisa Ana Teresa. Según explica, es muy importante que el escritorio esté cerca de una ventana, no solo por la luz natural y la ventilación, sino porque a veces se necesita de un poco de distracción para ser más productivos. También sirve tener una lámpara de mesa o de pie que ilumine indirectamente el escritorio, preferiblemente con luz semicálida (LED), agradable y acogedora. 

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En el caso de la iluminación directa (desde el techo), es mejor apostar por una luz homogénea. 

5. Entorno personalizado

Para terminar de configurar un espacio de trabajo, se necesita dotarlo de personalidad sin perjudicar su practicidad. Siguiendo la psicología de la forma y la percepción, los colores ideales son son el verde, el celeste, el gris, el blanco y el acero, ya que aportan tranquilidad. Y aunque la elección de color final dependerá de cada usuario, en Lima, donde la luz es tenue, es mejor que el ambiente no sea oscuro o lúgubre, y que el color proporcione serenidad. 

En cuanto a los elementos decorativos, se puede optar por plantas pequeñas o adornos que generen un efecto relajante. Asimismo, como muchas veces se suele tomar café o agua en el área de trabajo, no está de más tener una bandeja o una jarra pequeña. Una alfombra decorativa será ideal para trabajar un momento sin zapatos y embellecer el entorno.

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6. Prioridad en el almacenamiento

Para que un escritorio esté siempre ordenado, es necesario habilitar un área de almacenamiento. “Una buena idea es aprovechar un pasillo para implementar en ese espacio ‘de paso’ un pequeño sistema de cajonería, estantes y repisas interiores”, explica Ana Teresa. La cajonería deberá tener una profundidad aproximada de 40 centímetros, mientras que las repisas no deben superar los 30 centímetros de profundidad.

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