¿Cómo generar romance en tus espacios?
Para que nazca el romance, solo hacen falta dos. Sin embargo, una ambientación adecuada puede ser de gran ayuda para establecer el tono de un encuentro memorable.
En la sala, compartiendo una interesante conversación y una copa de vino; tal vez en el comedor, durante una cena plagada de estímulos para los sentidos, o quizás en la calidez de la habitación, donde confluyen intimidad y confianza, siempre es posible añadir una dosis de romanticismo y seducción.
Los colores, la luz, las texturas y los materiales son ingredientes muy importantes a la hora de generar romanticismo. Para entenderlo, basta con cerrar los ojos e imaginar el escenario más propicio. Casi siempre es un atardecer frente al mar o una cabaña cálida, en el campo. En ambas opciones, el componente natural y orgánico, así como la temperatura ambiental son factores clave.
NATURALMENTE SEDUCTOR
La madera siempre ayuda a configurar un escenario idílico. Ya sea cerca del mar, rodeados de montañas en el campo o, simplemente, en la cotidianidad de la ciudad, esta permite generar una conexión con lo rústico y lo salvaje. Para complementar ese agradable efecto, se puede optar por piezas decorativas con un acabado no tan prolijo, tales como gres, terrazzo, arcilla, piedra, o incluso concreto expuesto.
Luego, para aportar esa sensación de abrazo y calor tan necesaria, se debe pensar en los textiles. De preferencia, en invierno, lana de hebras gruesas. Y en verano, claro está, el lino es la opción ideal por su sensación fresca y, a la vez, íntima y despreocupada.
Las alfombras, aunque no son imprescindibles, siempre sumarán a la percepción de cercanía y a generar un espacio más acogedor, ya que producen un efecto como de arropamiento. Y finalmente, no se debe perder de vista los cojines mullidos y otros textiles que puedan provocar al tacto, como la seda y el terciopelo.
COLORES IDEALES
Luego, para un mayor impacto visual, es momento de jugar con las armonías cromáticas. Estas deben incentivar al romance, pero, sobre todo, generar un entorno relajante.
Las opciones en color son infinitas. Por lo general, se piensa en tonos dentro de la paleta del rosa o el rojo; no obstante, un verde olivo bien aplicado o hasta un azul muy profundo también pueden convertir cualquier estancia en un escenario soñado para el romance. Algo que funciona muy bien -y, además, forma parte de las tendencias 2022- es el terracota, que no solo se mantiene en la paleta tradicional de lo que se considera romántico, sino que además amarra perfectamente con los materiales rústicos y orgánicos antes mencionados.
Algo que contribuye muchísimo a potenciar el efecto de la selección de materiales y colores adecuados son las siluetas. Se recomienda elegir muebles y piezas de bordes redondeados. Las curvas hacen que todo se vea siempre más gentil y dulce.
EL PLATO FUERTE: LA ILUMINACIÓN
Ahora bien, ningún color o material puede añadir tanto a una decoración romántica como la iluminación. Y hay muchas alternativas para generar con ella una atmósfera adecuada.
En primer lugar, se puede dosificar la entrada de la luz natural con el uso de cortinas o estores con transparencias. La caída de las cortinas también es un detalle a considerar, por la sensación visual que produce.
Para crear un ambiente íntimo, se debe evitar la luz cenital. Lo más recomendable es hacer contrastes de luz y sombras de distintas formas, ya sea con lámparas de mesa o de pie, apliques en las paredes y, por supuesto, velas.
Los candelabros pueden ser el punto de inflexión para completar una estancia que motive al amor. Pueden disponerse en algún rincón acogedor, o tal vez como centro de mesa. Estos no solo añaden el toque celebratorio a una velada, sino que además aportan calidez, relajan y equilibran el entorno.
No es ningún secreto que las velas aromáticas también sirven al propósito de seducción. Esto es un elemento sensorial extra que no tienen otras piezas de iluminación, así que los candelabros y portavelas tienen una importante ventaja. No solo enamoran la vista, sino que también añaden brillo, presencia y dramatismo a cualquier lugar.
Convertir cualquier ambiente en un escenario romántico no requiere de gran inversión, solo inventiva y un adecuado balance para no caer en fórmulas trilladas. Luego, con la compañía adecuada, solo es cuestión de dejar que la escenografía haga lo suyo.