COJINES Y MANTAS: EL ABRAZO DEL HOGAR
Los textiles son un detalle fundamental en la decoración de interiores. Especialmente en los meses de invierno, las mantas acolchadas y los cojines mullidos se convierten en accesorios imprescindibles. Descubre todo sobre ellos.
Crean ambiente, aportan calidez y, sobre todo, despiertan una inigualable sensación hogareña. Por eso es que nos gustan tanto los accesorios textiles; principalmente, los cojines, los almohadones y las mantas. Ahora bien, todos ellos pueden despertar sensaciones completamente distintas, dependiendo de cómo los usemos.
¿Cómo elegir los colores y las formas? ¿Qué materiales son los más convenientes? ¿De qué forma acomodarlos? A continuación, compartimos contigo los mejores trucos y secretos de los interioristas para sacar el máximo provecho de tus mantas y cojines.
El contexto es todo
Es vital tener en cuenta la paleta de colores del espacio donde se van a colocar los textiles. Lo más usual y seguro, para quienes no tienen mucha experiencia en decoración, es elegir uno o dos colores secundarios de la paleta general, o aquellos que se usan para los acentos, y aplicarlos en diferentes cojines y mantas dispersos en la habitación.
Usar muchas tonalidades puede producir ruido visual si no se tiene una clara noción de cómo combinarlos en el punto justo. Eso sí: para evitar que lo monocromático se convierta en aburrido, nuestros mejores amigos son los patrones y las texturas. Usar patrones ricos y complejos y mezclarlos con colores sólidos puede ser una buena forma de experimentar.
Otro aspecto a tener en cuenta es la coherencia en el espacio. Lo que se coloque en los textiles armonizar con los demás elementos que están en el mismo ambiente. Recorre con la mirada las paredes, el suelo, los adornos, el tipo de luz, las texturas… y deja que sea la habitación la que te comunique lo que necesita.
Lo que importa… Es lo de adentro
Los cojines harán que tus sofás y butacas tengan un aspecto más mullido. No obstante, una cosa es lo que se ve, y otra, lo que se siente. Para concentrarse en lo segundo, es fundamental fijarse en el relleno.
“Lo ideal es el relleno en plumas, te da una sensación de suavidad profunda, como de ser abrazado por las nubes”, comenta Ana Teresa Vega Soyer, curadora de Casa Soyer. Sin embargo, como alternativa para un presupuesto más ajustado, la experta recomienda la napa.
Ahora bien, Ana Teresa advierte: “Si se usa napa, es mejor que no estén muy rellenos, porque no es tan mullida como la pluma que le da una forma especial. A estos cojines suelo quitarles un poco de relleno para que no estén tan inflados”, acota.
El orden de los factores sí altera el producto
A la hora de decir cómo disponer mantas y cojines, el cielo es el límite. Es decir, no hay un estándar en cuanto a cómo ordenarlos por medida, o cuántos deben ir a cada lado del sofá o de la cama. Aquí, lo que prima para decidir es la funcionalidad.
En un estar familiar, o en una casa de campo, por ejemplo, no se puede esperar un orden impoluto. Entonces, no tiene sentido colocar mantas perfectamente dobladas o cojines repartidos simétricamente. En estos casos, nada aplica mejor que el caos calculado.
“Para que se vea siempre ordenado, lo mejor es tener un montón de cojines para abrazarlos, sentarse, dormir. Millones de cojines de una manera desordenada”, cuenta Ana Teresa. Las mantas chorreadas hasta el piso complementan el look e invitan al descanso.
Acurrúcate debajo de esta deliciosa manta llena de texturas de HK Living
En los sofás con poca profundidad, se recomienda disponer los cojines a los lados, para que sentarse no sea incómodo. Y en cuanto a las mantas, nada mejor que tener una linda canasta cerca para poder colocarla en caso no se quiera usar.
Añadir mantas y cojines a los espacios permite jugar con la decoración; probar con colores, formas, texturas y reorganizar todo según las preferencias de cada persona, cada vez que surja el antojo.
Con una inversión muy baja, se puede modificar totalmente la personalidad de un ambiente, ya sea para hacerlo más acogedor, o más sobrio; más hogareño o más sofisticado. Solo es cuestión de leer lo que dicen nuestros ambientes, identificar las necesidades y, por supuesto, expresar nuestro estilo en total libertad.