Luego de un año y medio, el Salone del Mobile Milano volvió con una edición innovadora, adecuada a los nuevos tiempos. Junto con él, se reactivaron los principales eventos alternativos de mobiliario y diseño en la ciudad con más estilo del mundo.

La quincuagésima novena edición de la Feria del Mueble de Milán fue anunciada como el “supersalone”, anticipando un retorno por todo lo alto. La feria, curada este año por el arquitecto y urbanista Stefano Boeri, se desarrolló bajo estrictas medidas de prevención y seguridad, con el apoyo del Ayuntamiento de Milán y el claro objetivo de reactivar el sector y retomar las relaciones entre profesionales y amantes del diseño.

Esta feria, de enorme valor histórico y simbólico, pone sobre la mesa el indiscutible prestigio del sello “Made in Italy”.  Pero es, además, el que marca la pauta para otros eventos alternativos que, durante una semana, convierten a Milán en el epicentro único del diseño y el arte.

El Salone del Mobile se realizó del 5 al 10 de setiembre en Rho Fiera Milano, presentando exposiciones y eventos temáticos integrados con productos de los últimos 18 meses. Como el evento fue reducido por los protocolos sanitarios, la plataforma digital jugó un papel preponderante.

“Ha sido un esfuerzo bien grande de parte de la ciudad de Milán porque han debido adaptarse a las condiciones actuales”, comenta Ana Teresa Vega Soyer, diseñadora y curadora de Casa Soyer. “Aunque no ha sido tan impresionante como otras veces, en la ciudad en general ha habido una puesta en escena gigantesca, fascinante”.

En el recinto ferial, los representantes de las principales firmas italianas tuvieron la oportunidad de marcar la pauta de lo que sucederá en los siguientes meses en términos de diseño. “Más allá de muebles, la feria muestra tendencias. Pero desde hace un tiempo, las marcas que ya tienen espacios de exhibición en Milán optan por abrir sus puertas al público”. Es así que cobra vida la feria alternativa: el Fuorisalone. 

El Fuorisalone es el conjunto de eventos que se llevan a cabo en diferentes zonas de Milán, en paralelo al Salone del Mobile. Inicialmente, nació como un evento de promoción del sector del mueble y del diseño industrial; sin embargo, hoy incluye ámbitos como la tecnología, el arte y la moda. Por eso, se lo conoce también como una representación del ‘Milan Design Week’.

Este año, el tema del Fuorisalone fue Forme dell’abitare, o “Forma de vivir”, invitando a la reflexión sobre los espacios y su evolución, en medio del cambio.

Las puestas en escena de los showrooms permitieron disfrutar, además, de las vistas de diversas partes de la ciudad. Y a diferencia de la feria, estos estuvieron abiertos al público de manera gratuita. Por si esto fuera poco, cabe recalcar que el Fuorisalone es la única oportunidad del año para tomar fotos en los ambientes de las marcas. 

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En la feria, lo más fantástico de los stands es la instalación que realizan los directores de arte de cada firma. Por ejemplo, de Cassina, Patricia Urquiola; de Living Divani, Piero Lissoni, quien ahora también Colabora con B&B Italia. Marcas como Poliform tienen puestas igualmente interesantes dentro y fuera del Salone.

En el Fuorisalone, destacó la instalación de Hermès presentando su colección de muebles. “La puesta de escena es increíble porque dibuja dentro de un palacio, en sus espacios de escalas enormes, sus telares, alfombras, platos, mantas. O sea, permite apreciar los patrones y las texturas proyectando los diseños en estos ambientes”, cuenta Ana Teresa. 

Antonio Marras, diseñador nacido en Cerdeña, compartió también con gran solvencia su estética profundamente influenciada por su lugar de nacimiento. “Es un concepto súper recargado con telas. Lo que hizo fue intervenir toda la pared con tela pintada y braquetes pintados a mano. Los muebles con el tapiz a juego lograron un efecto impresionante”, añade la experta. 

En B&B se percibe la mano de Piero Lissoni, quien, con elementos simples como flores, jarrones y una accesorización mínima, cambia y añade su sello. En Dimore Gallery, se intervinieron las paredes con papel de manera totalmente alternativa, en diagonal, que sumadas a la pintura y marcos de cuadros dispuestos al revés generan composiciones generan un look muy dramático, muy italiano. 

Y, por supuesto, en el histórico palacio de Corso Venezia 51, no se puede dejar de mencionar la exposición-instalación “La casa fluida”, que lleva la firma de Elisa Ossino Studio y el apoyo del paisajista Marco Bay. Sus once ambientes más espacio exterior están centrados en el confort y la flexibilidad de los espacios y las funciones, con un abordaje natural de las interfaces tecnológicas y una mirada atenta a la sostenibilidad.

Con estas y muchas otras iniciativas de las más de 300 dispersas en toda la ciudad, una vez más -y pese a las dificultades-, Milán demuestra que es la capital del diseño, del buen gusto y del efecto “wow”.